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Imagen tomada de  www.leisa-al.org

El territorio comunal y el ordenamiento territorial en zonas mineras (Elqui Cruz Ayala - Geógrafo)

Publicado: 2015-07-07

Comprender un territorio comunal en un contexto de intervención minera, nos exige encontrar las diferentes relaciones territoriales, lo cual nos lleva a buscar entender las estructuras territoriales, que estarían consolidando el espacio en el que esta problemática se asienta. 

Para ello definimos que el espacio es un sistema de cosas u objetos y sus relaciones juntas, es decir es el resultado entre las interacciones de los grupos humanos y la naturaleza.

Resultado de estas interacciones encontramos que la especialización del trabajo ha caracterizado históricamente a muchos territorios, dándoles una identidad en base a la generación de determinados productos, como por ejemplo la papa, y con ello la diferenciación territorial con otros territorios.

Estas relaciones territoriales, en un contexto como en el que se aborda, estarían mostrando el comportamiento de subespacios, lugar en donde se ubica el ámbito territorial en estudio, por otro lado el hecho de estar vinculado a un contexto minero en una dinámica de explotación de recursos naturales, estaría colocando a este sub-espacio en un proceso de dinámica territorial global .

Entendemos que estas dinámicas en un territorio comunal, con una fuerte presión de las industrias extractivas, está sujeto a una serie de flujos que marcan su dinámicas, por ejemplo con el corredor minero, en donde el análisis de estos flujos nos permiten encontrar y clasificar, la producción, la circulación, la distribución y el consumo en base a la demanda que emerge del territorio comunal y sus interacciones con esta unidad territorial, que se va estructurando en base a la presión territorial que ejercen los proyectos mineros, por ejemplo en Cusco y Apurímac.

Sobre esta problemática surge la necesidad de identificar cuáles son las dinámicas territoriales en las que los territorios comunales estarían inmersos, además de entender como son las relaciones de poder, en base al interés de género diferenciado sobre el territorio. Esto nos lleva a encontrar que el punto de partida estaría en comprender las relaciones del campesino (comunero), con su entorno.

Los mecanismos que generan estas relaciones del poblador comunero con su entorno, se podrían explicar desde los vínculos que este genera con las relaciones y dinámicas en su espacio, el cual se concibe como la unidad territorial en la cual habita (La comunidad campesina). Sin embargo esta relación no podría verse de forma aislada, ya que en la actualidad estas relaciones se han vuelto mucho más complejas por efectos que causan las actividades económicas no tradicionales como la minería, generando disparidades e inequidades entre comuneros ricos y comuneros pobres, siendo los últimos los que estarían mucho más vulnerables a incorporarse en las actividades económicas no tradicionales.

Para llegar a resolver estas disparidades territoriales, es necesario tomar en cuenta que los territorios de las comunidades campesinas son muy significativos en extensión, superponiéndose sobre este, otras actividades que como mencionamos anteriormente, estarían generando nuevos cambios en las visiones de futuro de los pobladores que habitan en estas comunidades. Por lo mismo, el proceso de ordenamiento territorial emprendido por el estado, tendría que plantear nuevas estrategias de intervención, escuchar a la misma población, en especial a los grupos sociales como las mujeres, los jóvenes, la población LGTBI, afrodescendientes y los mismos indígenas, quienes son discriminados constantemente a causa de estrategias patriarcales insertas en el territorio que los invisibilizan negando su participación a nivel de representatividad social y política.

Sin dejar de mencionar que también se debe escuchar a los pobladores de las ciudades que han nacido producto del enclave minero (Challhuahuacho, Haquira, entre otras), las cuales también generan sus propias periferias, con habitantes que suelen ser excluidos por los prejuicios que se construyen alrededor de ellos, considerándolos marginales, pobres y una población que no aporta intelectualmente ni económicamente al desarrollo de la sociedad.

En esta lógica, es necesario que se incorpore un nuevo nivel de análisis territorial, en donde se busque entender las dinámicas de las comunidades andinas, amazónicas, zonas urbanas y periféricas donde se concentra la mayor cantidad de población para que la infraestructura construida sea un elemento estructurador entre el espacio y las necesidades de la población.

Podemos decir entonces que el Estado debe entender las dinámicas territoriales a mayor escala de detalle de información para plantear la formula tan esperada que parece no estar inserta en el proceso de elaboración de Zonificación Ecológica Económica y del plan de Ordenamiento Territorial. También, es necesario mirar más allá del formato de análisis territorial que plantea el Estado mediante el Ministerio del Ambiente e incorporar otros modelos de análisis que permitan un desarrollo equitativo y sostenible entre el medio ambiente y la población.


Escrito por

Plataforma OT

Somos una red de trabajo de organizaciones de la sociedad civil que promovemos la implementación del ordenamiento territorial en el Perú.


Publicado en

Plataforma para el Ordenamiento Territorial

Promover la Implementación de una política de ordenamiento territorial en el Perú